Tres cervatillos descansaban a orillas de un río muy caudaloso.
De repente, se abalanzó don Tigre, pero en vez de atacarlos, comentó:
-iHum! ¡Qué buen aspecto tenéis! Voy a darme un
banquete a costa vuestra.
-¿Ah, sí? -contestó uno de los cervatillos. Hemos oído
que es usted capaz de dar unos saltos enormes y, ya que vamos a morir,
quisiéramos verle dar un salto.
-Ahora lo veréis. ¿Veis ese madero que flota en el
río? Saltaré sobre él y luego saltaré otra vez a tierra y os comeré a los tres.
En efecto, don Tigre saltó al madero, pero cuando intentó
volver a tierra el madero había sido arrastrado hacia dentro y no pudo llegar a
la orilla con su salto. Cayó al agua y rápidamente la corriente lo arrastró.
Los cervatillos se llevaron una gran alegría al ver
desaparecer a don Tigre.
«Se debe pensar antes de actuar.»
0.999.5 anonimo fabula