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viernes, 3 de octubre de 2014

El joven y el reloj de arena

Viendo un reloj de arena,
paseábase Román con faz serena.
-«Pasa luego -decía,
-hora cual nunca impía;
que pronto Inés, con amoroso fuego,
me esperará en la reja; pasa luego.»-
Y dando vueltas, su mirar sombrío
en el reloj fijaba, asaz tardío,
hasta que al fin echó de ver que insano
atascado se hallaba un leve grano;
y saliendo á la calle diligente,
llamó á la reja, pero inútilmente:
volvió á llamar de nuevo,
mas ya no estaba Inés: ¡pobre mancebo!

¡Quién por buscar se apena
de este rnundo las dichas ilusorias,
cuando un grano de arena
rémora puede ser de nuestras glorias!

Seccion filosofica: Fabula IX. Liviandad de nuestras glorias

1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047

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