En
una jaula un ave
nació
y vivió contento,
sin
cruzar nunca el viento
con
revolar suave.
¡Qué
vanamente grave,
porque
más no desea,
de
una á otra barandilla
con
voluntad sencilla
cantando
se pasea!
Créalo
quien lo crea;
mas
lo cierto es que el preso
nunca
con loco exceso
en
ocasión ninguna
maldijo
la fortuna,
ni
tuvo á vituperio
su
dulce cautiverio.
Por
último, es el caso
que
un día
que la puerta
vió
de la jaula abierta,
llegó
paso tras paso
á
la vecina huerta.
¡Cómo
entonces contento,
con
emoción extraña,
goza
en la azul campaña
del
extendido viento
la
libertad querida,
nunca
por él sentida!
De
rama en rama vuela
con
la calma inefable
de
la virtud amable
que
el crímen no recela;
y
al más cercano arbusto
lanzándose
con gusto,
quedó
á la liga en suma
presa
otra vez su pluma.
¡Triste
imagen del hado
fué
el pájaro inocente,
pues
se trocó su estado
tan
repentinamente!
Tornó
á ver á despecho
la
antes prisión amada,
mas
nunca la alborada
volvió
á encomiar su pecho
con
su común tonada.
-«¿Por
qué con tal quebranto-
su
dueña le decía,
-mi
gozo y tu alegría
no
ensalzas con tu canto
cual
suceder solía?»-
Sin
dar respuesta alguna,
las
penas una á una,
con
el dolor más grave
de
su dueña querida,
acabaron
del ave
la
macilenta vida;
que
aunque en la cárcel fiera
pasó
la vida entera
sin
que echase de menos
los
céfiros serenos,
después
que hubo probado
su
esfera siempre amena,
cuando
volvió á su estado
murió
el triste de pena.
¡Huid,
mentido bando
de
alegres ilusiones,
que
nos henchís, pasando,
de
locas ambiciones!
¡Dejadme
que tranquilo
muera
en mi pobre asilo,
pues
que solo un momento
vive
el mayor contento!
¿Por
qué quereis que ansioso
deje
mi humilde estado,
si
es más desventurado
quien
fué una vez dichoso?
Seccion
filosofica: Fabula
I. No siempre el bien es fortuna
1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047
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