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viernes, 3 de octubre de 2014

El veterano y el pastor

Volviendo hacia su tierra
un pobre veterano de la guerra,
donde en trances sacó nada felices
un pié de palo y varias cicatrices,
á un pastor que encontró por carambola
le dijo en tono adusto:
-«¿Cómo entre tanto arbusto
se ve con hojas esta encina sola?»
El pastor contestó: -«Salió de madre
aquel cercano río,
y estos arbustos deshojando impío,
perdonó sólo á esa gigante encina,
que llaman desde entonces la heroína.»-
-«Pues mire usted, compadre,»
replicó el veterano;
«es más digna de encomio la desgracia
de tanto arbusto enano,
que la gloria de ese árbol eminente;
porque no tiene gracia
que no la hollase el bramador torrente,
cuando tan alta levantó la frente.
Soy Juan Fernández, para quien sin duda
la trompa de la fama ha sido muda;
pues sepa usted que al redactar mi jefe
(que por Dios que era un grande mequetrefe)
las siguientes palabras:
voy á asaltar el muro,
en verdad le aseguro,
como es usted lacayo de esas cabras,
que sólo en lance tal sufrió la mecha
el pobre Juan Fernández en la brecha.
¿Y qué sacó? esta pierna de rebaja.
¿Y el jefe? nada menos que la faja.
Y así porque esta encina
desde hoy no vuelva, con su orgullo necio,
de tanto pobre arbusto con desprecio
á honrarse con el nombre de heroína,
ó voto á Dios le rompo la cabeza,
ó me entalla usted esto en su corteza.»

Porque nació más alta, es más felice;
y porque es más felice, es la HEROÍNA.
¡Cuántos héroes habrá como esta encina!
Juan Fernández lo dice.

Seccion politica: Fabula IV. El falso heroismo

1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047

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