Era
un reino infeliz en donde altivo
un
partido de olivo un dios quería,
y
otro partido que en el reino había
pidió
el dios de aceituno en vez de olivo.
Clamando
guerra en su furor activo
al
golpe asolador del hacha impía
fué
tumba universal la monarquía;
de
un yermo la nación fué ejemplo vivo.
Hecho
el dios de aceituno á sus antojos,
un
partido en sus glorias importuno,
lo
encumbró sobre míseros despojos;
hasta
que, el dios mirando de aceituno,
vieron
por fin con desolados ojos
que
aceituno y olivo era todo uno.
Seccion
politica: Fabula
VI. Pelear por un mismo fin
1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047
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