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viernes, 3 de octubre de 2014

Los cien cuerdos y el bobo

Si mal no lo recuerdo,
un bobo entre cien cuerdos por acaso
(y aquí diré de paso
que hay á veces mil bobos por un cuerdo),
admiraba el espléndido palacio
do la fortuna desigual moraba,
tan rico, que á sus ojos se mostraba
con puertas de oro y muros de topacio.
La señora fortuna,
que del mundo entre todas las señoras
tal vez no habrá ninguna
que la gane á mudarse á todas horas,
se la antojó salir en aquel día
á hacer á uno infeliz: ¡quién lo diría!
Al verla los cien cuerdos
(en verdad nada lerdos),
con presteza importuna
-a ¡la fortuna! –prorumpen -¡la fortuna!»-­
y arrancan en pos de ella,
mientras que, presurosa,
si bien como ellas bella,
como mujer al fin, huyó alevosa;
y si como ellas es verdad que huía,
como mujer también les sonreía.
Al verla el bobo huir con tal exceso,
-«Vaya con Dios» -la dijo el muy camueso;
y en celestial arrobo,
dándosele una higa
porque alguno la siga ó no la siga,
á dormir se tendió: ¡maldito bobo!
Siguiéronla los cuerdos locamente;
pero con tal ahinco,
que alguno por correr dió un falso brinco
y se aplastó la frente.
Otros perdieron sólo el sufrimiento;
y otros menos felices,
el camino sembraron, y no es cuento,
de piernas, ojos, brazos ó narices.
De engañar á los cuerdos ya cansada
la señora fortuna, siempre porra,
ganándoles las vueltas como zorra,
determinó volverse á su morada.
Mas ¡oh imprevisto caso!
pues cuando al ir su paso
el linde á trasponer de la ancha puerta,
tropieza con el bobo y le despierta!
-«¡Caíste en el garlito!»­-
gritó el simple, cual bollos los molletes:
y sin andarse en dimes ni diretes,
con ella en casa entró: ¡boho maldito!

No llames, Fabio, tonto
al que cual tú no corre tras la gloria;
por correr más no llegarás más pronto:
pregúntaselo al bobo de la historia.

Seccion filosofica: Fabula X. La dicha es un acaso

1.095.5 Campoamor (Ramon de) .047

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